La ayahuasca: mitos y verdades.

Pocas sustancias tienen connotaciones más rituales y místicas que la ayahuasca. Su nombre evoca viajes místicos, descubrimiento personal, conciencias expandidas, rituales chamánicos y la experiencia alucinógena por antonomasia. Todos hemos oído hablar de la ayahuasca, pero este brebaje siempre parece estar envuelto en el misterio. Es fácil encontrar información sobre la ayahuasca, pero distinguir entre lo verdadero y la rumorología es realmente complicado. Hoy vamos a intentar descifrar algunos de los misterios de esta bebida alucinógena milenaria, desde los datos que conocemos con seguridad y desde las teorías y estudios más fidedignos que hemos podido investigar. Hemos buscado y rebuscado información para poder, además, ofrecerte como bonus una receta para la preparación de la Ayahuasca.

 

Un poco de historia de la ayahuasca.

Lo que se sabe sobre seguro es que la ayahuasca es, y ha sido consumida por numerosas tribus indígenas a lo largo del continente Sudamericano. En algunas regiones se la conoce como Ayahuasca (“Soga de los espíritus” en guaraní), en otras Yagé o Caapi. Se cree que esta bebida alucinógena se consume desde hace milenios por sus virtudes medicinales, pero esto es solo una teoría. Los datos fehacientes son que se encontró en un yacimiento de Ecuador que data de hace unos 2500 años, restos de una vasija ceremonial con trazas de ayahuasca, pero poco más. Los conquistadores españoles del siglo XVI, en un lamentable acto de ignorancia bastante habitual en aquellos tiempos quemaron bibliotecas enteras de todas las culturas precolombinas que encontraron, por considerar su contenido pagano.

richard spruce

Richard Spruce

notes-of-botanist

El primer libro que menciona la ayahuasca

Las primeras menciones de la ayahuasca datan de mediados del siglo XVIII por parte de jesuitas españoles que observaban a los nativos ingerir un brebaje que decían que tenía propiedades místicas. Sin embargo, no es hasta un siglo más tarde cuando se escribe el primer estudio serio sobre la ayahuasca. En 1848, el director de los Royal Botanic Gardens de Kew (Londres), propone al botánico y naturalista Richard Spruce una expedición botánica al Amazonas. Los preparativos se alargan hasta 1849, año en que Spruce comienza un periplo por la Amazonía y alrededores que duraría quince años. Es precisamente en 1850 cuando Spruce, en una exploración de la cabecera de Río Negro, relata haber probado una bebida alucinógena llamada ayahuasca, describiendo sus ingredientes y efectos. A lo largo de los años también vio las mismas preparaciones en otros lugares del Amazonas, en Perú, Colombia, Venezuela y Ecuador.

Hay que esperar otro siglo para encontrar nuevas aportaciones científicas a este asunto. Esta vez de la mano de Richard Evans Schultes, considerado uno de los padres de la etnobotánica moderna. Schultes, que respetaba a las tribus indígenas y sus profundos conocimientos de la botánica local,

Richard Evans Schultes

Richard Evans Schultes

realizó varios viajes al Amazonas entre 1941 y 1953 catalogando cientos de plantas, viendo múltiples preparaciones de ayahuasca, y conociendo de paso el primer gran secreto de la bebida: una planta rica en DMT llamada Banisteriopsis caapi, base de esta sustancia alucinógena.

Es a lo largo de las siguientes décadas cuando otros etnólogos, químicos y botánicos, en colaboración con las tribus indígenas, van acotando sus conocimientos gracias a numerosas investigaciones, y establecen algunas recetas que combinan distintas plantas, pero que siempre tienen a la Banisteriopsis caapi y la Psychotria viridis como ingredientes fundamentales de la ayahuasca.

También se fue entendiendo el sentido de algunos rituales para la ingesta de la bebida, no solo por motivos místicos, si no porque las reacciones químicas necesarias para la elaboración de la ayahuasca, y su posterior metabolización por el organismo son procesos complejos que necesitan de gran precisión. Como diría Antonio Escohotado años más tarde, la sagacidad del indio para procesar y conocer de manera intuitiva los ingredientes de esta bebida alucinógena es fascinante.

 

Un poco de química.

El secreto de la ayahuasca radica en la dimetiltriptamina, o DMT. Se trata de un enteógeno que se encuentra de manera natural en la naturaleza y en nuestro propio organismo. Se especula que la dimetiltriptamina es segregada por el cerebro durante el sueño siendo la responsable de los sueños. El otro extremo de la ecuación es la monoamina oxidasa, o MAO, una enzima que regula la cantidad de dopaminas y serotonina que segrega el cerebro. dmtPues bien: la Psychotria viridis tiene una gran cantidad de dimetiltriptamina, pero si las hojas se ingieren, la enzima MAO actúa en el sistema gástrico disociando el DMT y evitando el efecto alucinógeno. Se podría fumar, pero los efectos serían breves.

banisteriopsis caapi, el componente principal de la ayahuasca

Es ahí donde entra la vid Banisteriopsis caapi. De manera natural contiene lo que se conoce como RIMA, o Inhibidor Reversible de la Monoamino oxidasa, que permite anular durante algunas horas de manera selectiva y segura la monoamino oxidasa, consiguiendo por tanto lo que todos conocemos como “el viaje”. Sin embargo, al inhibir la MAO, la Banisteriopsis caapi hace que un aminoácido llamado tiramina pueda llegar más libremente al torrente sanguíneo, y esto provoca que la adrenalina fluya sin control por nuestros sistemas, pudiendo provocar crisis hipertensivas que en sus casos más extremos podrían provocar insuficiencias cardíacas. De ahí surgen los rituales alimenticios previos, que básicamente recomiendan no consumir alimentos con alto contenido en tiramina, o lo que es lo mismo, con grandes contenidos de proteínas, como carnes, carnes procesadas, pescados no frescos y conservas, alimentos ultra procesados o cerca de su fecha de caducidad, quesos añejos o frutos secos.

 

Y una receta.

psychotria viridis

psychotria viridis

Hay multitud de recetas para la ayahuasca, algunas realmente complejas y otras muy sencillas. Todas ellas incluyen una serie de rituales preparatorios o durante la cocción. Algunos de estos rituales son parte de la mística que rodea a la ayahuasca, pero otros, aunque estén adornados por esa mística tienen un fuerte componente pragmático, como es el caso de los ayunos de determinados alimentos y mediaciones en los días previos a la ingesta. La receta que te proponemos es una de las más sencillas. Por supuesto, siempre consulta a tu médico para solicitar información y para saber si puedes consumir cualquier tipo de sustancia. Consumir este tipo de productos puede ser altamente desaconsejable para algunas personas y es importante conocer tus limitaciones.

 

Necesitarás 50 gramos de viña fresca de Banisteriopsis caapi y 85 gramos de hojas frescas de Psychotria viridis, además de unos gramos de Clavo huasca (Tynnanthus panurensis), utilizado para compensar un poco los efectos secundarios desagradables provocados por la ingesta de la ayahuasca.

  1. Machaca la viña y colócalas en una olla en capas alternas con las hojas frescas y el clavo huasca. Cubre todo de agua.
  2. Hervir suavemente durante cuatro horas sin que la mezcla llegue a ebullición.
  3. Recupera en un recipiente el líquido resultante.
  4. Rellena la olla con agua fresca y vuelve a hervir la mezcla suavemente durante otras cuatro horas.
  5. Ahora desecha las hierbas, junta los dos líquidos y hiérvelos suavemente de nuevo para ir reduciendo la humedad hasta conseguir la dosis final. Recuerda hervir siempre de manera suave y que nunca se llegue a la ebullición para que no se pierdan propiedades y no se caramelice la mezcla.